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Spring Water Nordic Life

Mitos y leyendas sobre el agua

El valle de Fyresdal es un enclave único, rodeado de montañas y pequeños pueblos que son historia viva de Noruega. El pueblo está situado junto al lago que da nombre a la zona, una tierra donde yacen importantes vikingos y también escenario en el que encontramos un punto de interés especial: Su Ermita. Durante siglos se han forjado innumerables leyendas sobre quienes han sido testigos de todo tipo de poderes curativos tras visitarla, convirtiéndose en un fenómeno que movilizaba a cientos de peregrinos desde diferentes partes del mundo.

En lo alto del valle, observamos las montañas de donde procede el agua natural más pura del planeta. Las lluvias caídas sobre este maravilloso lugar se han ido filtrando durante cientos de años por las rocas y terrenos que la forman, dando lugar al cauce de una sustancia única que griegos y romanos consideraban como bebida sagrada. Los lugares desde los que se obtenía el agua eran espacios de culto que gozaban de la protección de los dioses. El agua pura, de la madre naturaleza, vital, energética, viva, son solo algunos de los adjetivos de los que ha gozado durante la historia este regalo divino. Para las viejas civilizaciones, el agua procedía del mar. Tenían el convencimiento de que tras filtrarse por el fondo del océano viajaba por las grietas marinas hasta una enorme caverna situada bajo la tierra que formaba los continentes. Allí el calor la destilaba, penetrando después por los poros del terreno hasta convertirse en agua dulce plenamente liberada de sales minerales. Esa acumulación de fenómenos daría lugar a pozos y manantiales.

La propia biblia, en varios pasajes menciona aspectos relacionados con esta teoría y por tanto fue considerada como verdad absoluta. Sin embargo, en el SXVII varios científicos descubrieron algo que revolucionaría el pensamiento de épocas posteriores. Tras un minucioso estudio, se demostraría que el volumen de agua evacuado por los ríos era mucho menor al descargado por las lluvias en el mismo espacio de tiempo. Nació entonces la teoría del ciclo hidrológico, algo que tiraría por tierra aquello en lo que habían basado su pensamiento griegos y romanos. El inicio es cuando el agua se evapora desde su recipiente original, ya sean mares o lagos o bien desde el interior de la tierra por transpiración, posteriormente se condesa en la atmósfera y tras 6-8 días vuelve a caer en forma de lluvia. En este punto, una parte de esas precipitaciones fluyen hacia distintos escapes y otra parte se filtra por el terreno sobre el que cae iniciando un viaje subterráneo hacia lo más profundo. Esta etapa puede durar años e incluso siglos, finalmente emergiendo de nuevo a la superficie para formar los ríos y manantiales.

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